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¿Por qué RANA?

Las siglas de RANA provienen de Red de Ayuda a Niños Abusados. Con ello se pretende dar luz a problemas como el maltrato infantil y el abuso sexual a menores.
Pero, ¿sabemos qué significa exactamente abuso sexual?

Abuso sexual

Cualquier forma de contacto físico, con o sin acceso carnal, impuesto a un menor, realizado sin violencia o intimidación y sin consentimiento. Puede incluir penetración vaginal, oral y anal, penetración digital, caricias o proposiciones verbales explícitas.

El abuso sexual no necesariamente es una violación. Puede haber contacto directo, tocamiento de genitales y/o penetración sexual (violación o incesto), pero también se considera abuso la manipulación del o la menor con fines pornográficos, obligarle a observar actitudes sexuales, así como hablarle sobre temas obscenos cara a cara o a través del teléfono o de Internet.

El abuso sexual a menores ocurre en todos los estratos sociales.

En
España

22,5% niñas y 15,2% niños
podría sufrir abusos durante su infancia y adolescencia.
(Ministerio de Asuntos Sociales. Dr. Félix López, 1994)


En
Europa

1 de cada 5 menores
sufre algún tipo de violencia sexual.
(Consejo de Europa, 2010)


En
Baleares

12% de los estudiantes de la UIB
ha reconocido haber sido víctima de abuso sexual con contacto directo antes de los 18 años.
(Fundación RANA- UIB, Benavente, Casado y otros, 2011)


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Hay que tener en cuenta que la mayoría de los/las menores nunca informan de lo ocurrido, bien porque no disponen del lenguaje necesario para hacerlo dada su corta edad, bien porque la angustia y el chantaje que emplea la persona abusadora para que el secreto quede entre ellos se lo impide. Aquellos niños y niñas víctimas de abuso sexual que mantienen el abuso en secreto, o los que al “contarlo” no son tomados en serio, corren un riesgo muchísimo mayor de sufrir problemas psicológicos, emocionales, sociales y físicos que la población en general. Muchas veces estos problemas les acompañarán en su vida adulta.

Una dificultad añadida a la identificación del problema que sufre el/la menor es que apenas un 10 por ciento de los abusos a menores presenta signos de violencia física, lo que complica aún más la detección de las situaciones de abuso.

Por lo que se refiere a las secuelas del abuso, se pueden manifestar de diversas formas. Las señales de alarma constituyen lo que se denominan indicadores de abuso sexual o de situación de riesgo.

Todo ello hace que sea tan importante y urgente concienciar y sensibilizar a la población adulta sobre la realidad del abuso, así como de dotar a los más pequeños, a través de programas de prevención, de herramientas y habilidades para hacerse respetar, y que entiendan que si sufren maltrato o abuso deben pedir ayuda.